UNA TARDE... ANORMAL
Piyo, como siempre, el bus de las 14:30 para subir a clase. Empezamos con un poco de retraso, pero enseguida llega la profesora de Derecho. A mitad de la clase o así suena un.. "pummm!!!"; menuda hostia la que se acaban de meter esos dos coches! Todo dios mirando por la ventana, y, la rato, todos abajo para cubrir la noticia, como buenos periodistas. Bomberos, UVI móvil, cadenas, martillos... En fin! Y la pobre mujer del coche gris gritando.
Sin más volvemos a lo nuestro, es decir, a escribir el guión de los presentadores de TV: Diego y Pamela (o Pomelo?). Vamos los dos mano a mano a la cafetería para hacerlo, pero allí es imposible concentrarse... tanto buenorro suelto debería estar prohibido!! Saludamos unas 5 veces a Yaiza, que la pobre ya flipaba, sólo para ver "al de verde" que, por cierto, Diego, tuvo que verte por huevos...
Al poco nos salimos a tomar el fresco a la calle y, de paso, a ver más tíos. Paseamos por las demás cafeterías, cogidos del brazo y saludando a todo el que se dejara con un amigable: "bona tarda!".
No sé cómo ni por qué acabamos en la Facultad de Ciencias. Qué cabrones, menudas instalaciones que tienen... Nos hacemos los biólogos durante un buen rato caminando por esos pasillos entre especímenes realmente... extraños. Esos son universitarios de verdad? Qué rancios, por favor... Qué miradas... Y cómo es que no se reían de nuestros chistes??? Lo mejor de la Facultad, sin duda... los lavaojos de emergencia. Nos hacemos unas fotos junto a esos extraños cacharros amarillos con forma de, claro, ojos, y continuamos la visita. nos montamos en el ascensor y vamos a parar a los despachos del prefesorado, los cuales tienen delante un lavaojos también. Cómo aprueban los de ciencias? Ya sabéis. Yo no sé si se nos notaba demasiado nuestra humilde condición de periodistas, pero qué miradas nos echaban... Miedo.
Continuamos nuestra visita por nuestro querido campus y, esta vez con la acoplación de Irati, nos encaminamos hacia la Facultad de Bellas Artes. Qué mona ella también. Nada más entrar un fuerte olor a pintura y materiales de esos nos sacude, pero continuamos por si acaso nos coloca. Salas de pintura, gente menos rara que la de antes, algún buenorro y unos pasillos. Lo seguimos. Un hombre me saluda, no sé por qué. Buscamos la manera de salir a la preciosa campita que tienen, pero las puertas están cerradas. Preguntamos a un grafitero cómo salir y, todo majo, nos contesta: "Ah! pues por la ventana mismo!". Qué majo él. Obviamente no había visto la longitud de mis piernas. Mis compañeros saltan, no sin dificultad, y ahí me quedo yo, frente a una ventana cuyo comienzo me llegaba por la barbilla. Subo una pierna como buenamente puedo, mientras me clavo los hierros también por los brazos y con la otra pata intento darme impulsos en el aire. Mis compañeros, muy amables, se ríen y sacan fotos. Qué majos ellos. Pero bueno, por fin consigo saltar, que es lo que cuenta. Pequeña pero matona!
Disfrutamos un poquito de la campa esa toda mona mientras intento volver a la vida mi pierna. Si ahora viérais el moratón flipábais. Parecía que nos acabábamos de colar en una peli, una sensación cuanto menos extraña.
Y, al poco, Diego y yo (cogidos del brazo, por supuesto) volvemos de nuevo a clase mientras observamos al ganao.
Y aquí estoy, chic@s, toda magullada y algo estresada. Pero más ilusionada, ya sabéis, estos raros momentos que pasas con alguien al que quieres y que, sin esperarlo, te hacen pasar un rato cojonudo. DiegusSs!!! Que eres un PuFuSu!!!
Sin más volvemos a lo nuestro, es decir, a escribir el guión de los presentadores de TV: Diego y Pamela (o Pomelo?). Vamos los dos mano a mano a la cafetería para hacerlo, pero allí es imposible concentrarse... tanto buenorro suelto debería estar prohibido!! Saludamos unas 5 veces a Yaiza, que la pobre ya flipaba, sólo para ver "al de verde" que, por cierto, Diego, tuvo que verte por huevos...
Al poco nos salimos a tomar el fresco a la calle y, de paso, a ver más tíos. Paseamos por las demás cafeterías, cogidos del brazo y saludando a todo el que se dejara con un amigable: "bona tarda!".
No sé cómo ni por qué acabamos en la Facultad de Ciencias. Qué cabrones, menudas instalaciones que tienen... Nos hacemos los biólogos durante un buen rato caminando por esos pasillos entre especímenes realmente... extraños. Esos son universitarios de verdad? Qué rancios, por favor... Qué miradas... Y cómo es que no se reían de nuestros chistes??? Lo mejor de la Facultad, sin duda... los lavaojos de emergencia. Nos hacemos unas fotos junto a esos extraños cacharros amarillos con forma de, claro, ojos, y continuamos la visita. nos montamos en el ascensor y vamos a parar a los despachos del prefesorado, los cuales tienen delante un lavaojos también. Cómo aprueban los de ciencias? Ya sabéis. Yo no sé si se nos notaba demasiado nuestra humilde condición de periodistas, pero qué miradas nos echaban... Miedo.
Continuamos nuestra visita por nuestro querido campus y, esta vez con la acoplación de Irati, nos encaminamos hacia la Facultad de Bellas Artes. Qué mona ella también. Nada más entrar un fuerte olor a pintura y materiales de esos nos sacude, pero continuamos por si acaso nos coloca. Salas de pintura, gente menos rara que la de antes, algún buenorro y unos pasillos. Lo seguimos. Un hombre me saluda, no sé por qué. Buscamos la manera de salir a la preciosa campita que tienen, pero las puertas están cerradas. Preguntamos a un grafitero cómo salir y, todo majo, nos contesta: "Ah! pues por la ventana mismo!". Qué majo él. Obviamente no había visto la longitud de mis piernas. Mis compañeros saltan, no sin dificultad, y ahí me quedo yo, frente a una ventana cuyo comienzo me llegaba por la barbilla. Subo una pierna como buenamente puedo, mientras me clavo los hierros también por los brazos y con la otra pata intento darme impulsos en el aire. Mis compañeros, muy amables, se ríen y sacan fotos. Qué majos ellos. Pero bueno, por fin consigo saltar, que es lo que cuenta. Pequeña pero matona!
Disfrutamos un poquito de la campa esa toda mona mientras intento volver a la vida mi pierna. Si ahora viérais el moratón flipábais. Parecía que nos acabábamos de colar en una peli, una sensación cuanto menos extraña.
Y, al poco, Diego y yo (cogidos del brazo, por supuesto) volvemos de nuevo a clase mientras observamos al ganao.
Y aquí estoy, chic@s, toda magullada y algo estresada. Pero más ilusionada, ya sabéis, estos raros momentos que pasas con alguien al que quieres y que, sin esperarlo, te hacen pasar un rato cojonudo. DiegusSs!!! Que eres un PuFuSu!!!
1 comentario
gorka -
P.D: NO me vale la escusa: Estoy estudiando!!!