LOS MOSQUETEROS DE ARAZU
Más de una semana promoviendo una cena de bachillerato. La gente entusiasmada, todos teníana unas ganas acojonantes de que nos juntáramos para recordar aquellos años y ponernos un poquito al día de nuestras vidas lejos (o no) de Barbastro. Y... por fin llegó el gran día. Pilar y yo nos gastamos pasta gansa en mensajitos para coordinar a los comensales y quedar en un sistio fijo. "A las 10 en la puerta de la Sociedad". Y... ¿quiénes estaban en la puerta de la sociedad? Pilar, Andrés y yo. Tres. Tres de ochenta. QUÉ VERGÜENZA! Me lo pasé de cojón, pero bueno, desde aquí también aviso de que la menda ya ha preparao bastantes cenas.
Antes de cenar ya quedaba menos de media botella del tal Viña de Arazu, un Cariñena que sin gaseosa es difícil de digerir. Pero bueno, hay que esforzarse! Andrés, con su ceja psicodélica, me regaló un osito de esos chinos que dicen I Love You, y yo al él otro, como muestra de nuestro amor... a los osos. Nos los vendió una sordomuda que nos dio las gracias hablando, un poco chocante pero real.
Nos bebimos dos botellitas de vino entre risas y demás, por suerte. Y en el postre (ese mousse blanco del camarero) llegó Heko, que nunca falla. No pudo llegar antes, pero ahí estaba, guapísimo. Y seguimos bebiendo, más vino, más carajillos, hasta que nos fuimos al Edelweiss. A destacar esos futbolines, que hoy tengo dolor de muñecas y todo; y, por supuesto, el billar. Qué buena soy, eh Pili... jajajaja! Bebimos chupitos raros y Andrés se intentaba escaquear de pagar como podía. Pobre Andriu.
La chuza empezaba a ser colosal. El camino al Desvand fue rápido, pero no estuvimos dentro mucho rato porque la verdad es que había mucha gente, aunque creo que nos fuimos por la pesada de Pilar que se quería ir al Zig-Zag, que resultó el polo opuesto: ni un alma. Con que nos tomamos otros chupitillos y pal Metro, a echar suerte.
El camino fue lento y doloroso, por el frío. Yo quería correr, pero la peña no me seguía... No había mucha gente dentro del bar, pero se estaba agusto. Fue rato de los refranes: "no por mucho madrugar, patada en los cojones" "en abril... patada en los cojones", "más vale pájaro en mano... que patada en los cojones" (By Andrés García). Tampoco tardaron en chapar, pero para entonces ya nos habíamos tomado otros licores y se nos habían agregado (o nosotros a ellos) Tete, el pastor y Juan. Y juntos volvimos al Desvand, donde terminamos la noche bebiendo más, bailando y, como siempre, riendo. Un sillón para aguantar el móvil se convirtió en un apoya cañas, vi al de Huerto, a algún viejo "amigo"... No había mucha gente, pero estuve muy agusto, me lo pasé bien.
Como de costumbre, cuando nos echaron del Desvand me junté con el Cuñao, que también llevaba su peculiar zorrera. Su frase estelar: "Mariano, que llevas saliendo desde el 77!" (a un viejo alcohólico de Barbastro que se parece a Alfredo Landa). Estuvimos cerca de media hora esperando en la puerta del after pa ver si lo habrían, pero nada. Nos dio tiempo de ver una especie de detención, no sé. Había aparcados un coche policía y otro de la Guardi Civil con las luces y así. La peña aprovechó para subirse a los capós, darles palamaditas a alos agentes o gritar mientras corrían: "antes era un hombre, ahora es policía!" y cosas así. Los pobres ya nos abían si salir corriendo, encerrarse en los coches o pedir refuerzos. Así somos.
Y en el Zig-Zag... Ni llamadas ni nada. Nada fue posible. Así que conseguimos coche y ale, cada mochuelo a su olivo. Juan se acopló detrás con Pilar y yo, y aparte de lo pretos que íbamos tenía frío. Normal, con la helada que éstaba cayendo... Y poco a poco, cada uno a su casita.
La guinda de la noche? Juan
2 comentarios
larlar -
andres -
PD: otra cena el find?